Reseña literaria de Broken Willow, de Marc Denit, ilustrado por Aitor Samo.
El tiempo se agota y ya no pueden aplazarse más las deudas; el momento de rendir cuentas nos llega a todos sin excepción, sea para dar o recibir. En esta breve reseña aprovecho para hablaros de una novela escrita con un tema potente y una historia llena de detalles y matices, como si se tratase de una mini a la que le dedicas horas para que destaque en tu ejército.
Y es que, además de los wargames, he tenido la oportunidad de conocer gente en este mundillo que practica otras aficiones, hobbies o profesiones que despuntan de una u otra forma, sea en lo cultural, lo científico o lo artístico.
Este es el caso de Marc Denit, jugador Necrón implacable que tiene la costumbre de sorprender cuando uno menos se lo espera. Esta vez no es con un nuevo e interesante esquema de color para el Rey Silente; no es nada de Warhammer ni de su trasfondo. Se trata de Broken Willow, una novela de suspense con tintes de realismo mágico -o mejor dicho esotérico- que promete y cumple su cometido de sumergirnos en abismos y otros paisajes alejados de la mente humana.
No contento con ello, Marc se ha conchabado con Aitor Samo, ilustrador y tatuador y veterano de una fuerza de boinas rojas del Astra Militarum. El resultado es una novela con una historia a la que se une una poderosa narrativa tanto en lo visual como por el simbolismo que iremos descubriendo a través de las ciento setenta páginas bellamente maquetadas.
Sobre esto último quiero resaltar el cariño con el que está hecho este libro: las ilustraciones son impresionantes, las tipografías cambian según el registro, ya sean estribillos de canciones (amores perdidos, tiempos pasados...), poemas, o la voz en off de un televisor. El papel es grueso y la tinta es.. muy negra. Sí, parece escrita en Negro Caos, Black Templar y luego con una capa de Nuln Oil. El detalle que lo colma es una carta del Tarot de edición limitada que acompañaba al libro en su lanzamiento como punto de lectura. Quienes tengan una, posiblemente encuentren un patrón con lo que va sucediendo a lo largo de la lectura. Referencias arcanas y magia del Caos.
Pero bueno, vamos de una vez a la historia. Sinopsis: una apartada y respetable residencia de ancianos verá su truncada su cotidianidad por una serie de sucesos que obligará a sus residentes a enfrentarse a lo inesperado.
Con esta premisa el autor nos planta ante las narices situaciones diarias, aparentemente normales y corrientes, en tres actos. La expectativa quizá sea encontrarse una lectura lenta pero, felizmente, no es el caso; para nada. El autor escribe con una prosa muy ágil, con diálogos llenos de sarcasmo, escenas cómicas o que te dejan con la intriga, como ocurre con una serie de Netflix. El desarrollo sólido y te deja claro que el autor sabe hacia donde te lleva; hay un sentido del desarrollo de la trama. El humor negro se palpa en cada pared de la residencia y entre los personajes, quienes ya se conocen sus vicios y virtudes, tejen y desmadejan relaciones, y se reprochan el pasado. Serán viejos, pero saben donde duele como si se tratase de un grupo de jóvenes amigotes.
El estilo del autor no hace ascos a referencias de la cultura popular, y aquí se nota el bagaje audiovisual, musical y en psicología del autor; hilvana una serie de historias que hacen sus personajes creíbles y entrañables; te encariñas con ellos enseguida porque seguro que te recordarán a tu querido o querida abuela, eso sí, entre algún lapsus de memoria y achaques propios de la edad. Ya sea Stan, Bret, Greta, Flora (RIP), u otros, todos pertenecen a una época dorada y pasada cuyos últimos retazos podemos ver en algunas películas que ponen en las tardes y las noches de La 2 o la Paramount.
Y es que el blanco y negro le pega a este libro: en una residencia se ven películas de los años cuarenta y cincuenta, se escuchan canciones de la misma época. La estética noir de los films de gángsters, mujeres misteriosas y detectives privados; las melodramáticas tonadas que suenan en el viejo tocadiscos y el desarrollo de la historia mientras vas leyendo, como un polizonte invisible que se ha colado en el apacible retiro y sus inquilinos. Todo te va empujando, un detalle aquí, otra referencia allá, a la velocidad de un taca taca al principio, luego en una silla de ruedas en una pendiente, a un ambiente cada vez más intranquilizante. Pero "no pasa nada, cariño, son imaginaciones tuyas."
Resumiendo, la novela está escrita con un ritmo propio de nuestros días, por raro que parezca que una residencia de yayos pueda tener algo mínimamente interesante que contar. Y vaya si lo hay. Terminada la lectura me quedo con estas ideas: agilidad, personajes trabajados y abyecta hechicería ;)
Una cosa más.
Referencia a la pintura de miniaturas. Sí, mi amor. No te creas que esto es una reseña de alguien que no sabe lo que son los wargames. Marc Denit sabe un rato de roleo, warhammeo y demás frikadas que nos molan a ti y a mí. Y no te voy a destrozar la historia, pero esto de las minis deja huella, y el autor ha sabido aprovechar sutilmente su conocimiento en pintura para crear una divertida escena que nadie se daría cuenta del cameo excepto si sabes cómo hacer un pincel seco.
Un punto más para estos zorros.
Al final te quedas con varias dudas, que quizá puedas intuir los por qués y los motivos y penas que arrastran la mayoría de los personajes protagonistas, pero de todas las dudas y seguramente lo más angustiante de todo es si lo que ocurre al final de la novela te pasará a ti -o a mí- dentro de unos cuantos años. Paciencia y lo descubrirás :(
Visita la cuenta de Instagram de Broken Willow si quieres saber más sobre su historia.
Puedes comprar Broken Willow en Amazon o en la tienda online de la Editorial Titanium.
Àlex
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